Es un tochazo, pero merece la pena leerlo entero.
El marqués y la condesa
En una plácida tarde, un marqués se dirige a hacer una visita de cortesía a su amiga la condesa de la región. Cuando llega es recibido por el mayordomo Fermín, el cual le coge el bastón y el sombrero y lo deja en el hall. Cuando entra al comedor se encuentra a la señora condesa con unas amigas charlando y tomando café con pastas y entablan una conversación:
CONDESA: – Hola señor marqués, ¿le apetece tomar un café con pastas mientras nos entretenemos resolviendo adivinanzas?
MARQUÉS: – ¡Oh!, sí, ya que soy gran aficionado a la resolución de las mismas.
Al momento comienzan a cuchichear las mujeres sobre lo que le iban a preguntar y deciden preguntarle sobre la yegua:
– Es ágil y briosa y a la mujeres pone nerviosa.
El marqués se queda pensativo pensando que era una broma y le dice:
– Pues una polla, ¿no?
Entonces la señora condesa se queda perpleja y dice casi gritando:
– ¡Huy una polla, qué maleducado! Fermín, tráele el bastón y el sombrero al señor marqués que se va.
A lo que el marqués replica:
– No, no, no, no. Disculpe, es que me he puesto nervioso y no sabía qué decir.
Una vez perdonado, las mujeres comienzan otra vez a cavilar qué preguntarle y deciden que sea sobre un anillo:
– Es duro y redondo y las mujeres se lo meten hasta el fondo.
El marqués se queda otra vez pensativo, pero ante la claridad de la pregunta les dice:
– Pues una polla, ¿no?
Ante lo que la condesa vuelve a escandalizarse y ordena nuevamente a Fermín que lo despache. El marqués vuelve a pedir disculpas y queda perdonado pero con el aviso de que si vuelve a reincidir se tendrá que marchar.
Las mujeres entonces deciden, ante la obsesión por el sexo del marqués, de preguntarle, ya que estaban tomando café con pastas, sobre las pastas, ya que sería mucho mas fácil. Diciéndole:
– Entra dura y arrogante, y sale blanda y chorreante.
Ante lo que el marqués totalmente decidido dice:
– Fermín, tráeme el sombrero y el bastón, que por mis huevos que es una polla.